Antes de hablar sobre cómo el alcohol afecta a estos neurotransmisores, debemos tener un conocimiento básico de su función en nuestro cerebro. La serotonina es producida y liberada en neuronas que se originan dentro de regiones discretas, o núcleos, en el cerebro. Muchas neuronas serotoninérgicas están situadas en la base del cerebro, en una zona conocida como el núcleo de rafe, lo que influye en las funciones cerebrales relacionadas con la atención, la emoción y la motivación. Los axones de las neuronas del núcleo de rafe se extienden, a través del cerebro a numerosas regiones con diversas funciones. Estas regiones incluyen la amígdala, un área que juega un papel importante en el control de las emociones, y el núcleo accumbens, un área del cerebro implicada en el control de la motivación para realizar ciertas conductas, como el abuso de alcohol y otras drogas. En estas regiones del cerebro, las terminaciones de los axones de las neuronas serotoninérgicas secretan serotonina cuando se activa. El neurotransmisor luego atraviesa el pequeño espacio que separa las neuronas entre sí (es decir, la 'synaptic cleft') y se une a las moléculas especializados (es decir, los receptores) en la célula receptora.
La unión de serotonina a sus receptores inicia una serie de eventos bioquímicos que convierte la señal química extracelular, en una señal intracelular en la célula receptora. Por ejemplo, la interacción de la serotonina con un tipo de receptor estimula la formación de pequeñas moléculas (es decir, segundos mensajeros) dentro de la célula. Estos segundos mensajeros interactúan con otras proteínas para activar diversas funciones celulares, tales como cambios en el potencial energético de esta. Estos cambios pueden resultar en la inhibición o la excitación de la neurona que recibe la señal, dependiendo de la célula afectada. A través de estos mecanismos, la serotonina puede influenciar estados de ánimo; patrones de pensamiento; e incluso comportamientos tales como el consumo de alcohol.
Las acciones de la serotonina en las sinapsis normalmente son fuertemente reguladas por proteínas llamadas transportadores de serotonina, que remueven el neurotransmisor del 'synaptic cleft' después de un corto período de tiempo. En consecuencia, la serotonina puede afectar neuronas solo por un corto período de tiempo. Cualquier interferencia con la función del transportador de serotonina hace que se extienda o disminuya la exposición de las células al neurotransmisor, afectando las señales nerviosas en el cerebro. El resultado de estas interrupciones es la actividad anormal del cerebro, que puede conducir a problemas psicológicos o enfermedades mentales. Un ejemplo de un trastorno psicológico que parece involucrar el uso inapropiado de la serotonina en el cerebro es la depresión; algunos de los medicamentos antidepresivos actúan sobre los transportadores de serotonina para prolongar la actividad del neurotransmisor.
Actualmente, los investigadores no pueden medir directamente las concentraciones de serotonina en el cerebro humano o dentro de las sinapsis en animales de laboratorio. Para obtener información acerca de los niveles de serotonina en el cerebro, los médicos e investigadores han medido las concentraciones de productos de degradación de la serotonina que son generados después que el neurotransmisor se ha eliminado de la sinapsis (es decir, metabolitos de serotonina). Las concentraciones de estos metabolitos, que pueden ser determinados a partir de muestras de sangre, orina o el líquido que baña el cerebro y la médula espinal (es decir, líquido cefalorraquídeo [CSF]),. Estos proporcionan una medida indirecta de los cambios en el nivel de serotonina en el cerebro en general.
A continuación se encuentra un vídeos resumiendo la vía neuronal de serotonina
Si desean saber más sobre la función de este neurotransmisor pueden ver este otro vídeo
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