El alcohol etílico o etanol es la droga que se encuentra en las bebidas alcohólicas, aunque existen otros tipos de alcoholes como el metílico, que se utiliza principalmente en la industria. El alcohol etílico se obtiene de dos maneras:
1) Por fermentación (Ej.: vinos, cervezas)
2) Por destilación: el cual se utiliza para aumentar la concentración del alcohol de una bebida. (Ej.: coñac, ginebra, whisky y vodka)
El alcohol se absorbe en la sangre a través de pequeños vasos sanguíneos que se encuentran en las paredes del estómago y el intestino delgado. Minutos después de ingerir el alcohol, este viaja del estómago al cerebro, donde rápidamente produce su efecto, retrasando la acción de las células nerviosas.
Aproximadamente el 20% del alcohol se absorbe a través del estómago. La mayor parte del 80% restante se absorbe a través del intestino delgado.
Además, la sangre lleva el alcohol al hígado, el cual lo elimina de la sangre mediante la “metabolización”, un proceso mediante el cual se le convierte en una sustancia no tóxica. El hígado sólo puede metabolizar cierta cantidad de alcohol a la vez, dejando el exceso en circulación en todo el cuerpo. Es por esto que la intensidad del efecto del alcohol en el cuerpo es directamente proporcional a la cantidad de alcohol que se consume.
Cuando la cantidad de alcohol en la sangre excede cierto nivel, el sistema respiratorio se vuelve muy lento (el ritmo de la respiración disminuye marcadamente), y puede causar un estado de coma o la muerte, debido a que el oxígeno ya no llega al cerebro.
Como el alcohol llega al cerebro, tiene efecto en los neurotransmisores como dopamina y serotonina, los cuales están asociados a la conducta, ánimo y placer. La dopamina juega un papel en la regulación del comportamiento, los movimientos voluntarios, la cognición, motivación, recompensa, atención, aprendizaje y el estado de ánimo. La serotonina juega un papel en la regulación del estado de ánimo, el apetito, sueño, memoria y aprendizaje, además de estimular el metabolismo, crecimiento celular y digestión en el tracto gastrointestinal. Es importante destacar
que ningún neurotransmisor trabaja por su cuenta y que los cambios en uno,
pueden afectar algún otro neurotransmisor, pero nos concentramos en serotonina
y dopamina.